1923, la siguiente
precuela de Yellowstone, se estrenó el 18 de diciembre de 2022 y su segunda temporada comenzó el 23 de febrero de 2025. Ambas tienen 8 episodios
y se ven en Movistar desde este año 2025.
Si 1883 nos dejó sin
aliento, 1923 vuelve a pisar fuerte, cargando la saga Dutton con el peso de la
historia y con personajes de los que dejan huella.
Helen Mirren se mete en la piel de Cara Dutton, una abuelita de
acero, cuya sola presencia sostiene la casa y el rancho cuando todo parece
desmoronarse. Nada que ver con el papel de pedazo de bicho que interpreta en
Mobland (de la que ya hablaremos otro día).
A su lado, Harrison Ford
es Jacob Dutton, el patriarca. Juntos forman una pareja imponente, de esas que
llenan la pantalla aunque no digan palabra. Eso sí, Harrison Ford ya no es Han Solo
ni Indiana Jones. Es un anciano, pero con una actuación espléndida.
En el centro está Spencer
Dutton, interpretado por Brandon Sklenar, sobrino de Jacob y Cara, quienes se hicieron cargo de
él a la muerte de su padre James Dutton, protagonista de 1883.
Marcado por la Gran
Guerra y obligado a cargar con el legado familiar, su papel se desarrolla lejos
de su rancho, en su viaje de regreso. Viaje en el que encuentra una inesperada luz en Alexandra “Alex” Dutton, interpretada por Julia Schlaepfer,
joven inglesa que rompe esquemas con su libertad de espíritu y su mirada clara
en medio de los problemas que causará su romance. La parte pastel de la serie.
1883, precuela de Yellowstone,
se estrenó el 19 de diciembre de 2021 y la traigo ahora porque este año la han
emitido en Movistar, un poco antes que la otra precuela (mejor, si cabe), que han
titulado 1923 y que será la siguiente que comente.
10 episodios de puro
western. Sin segunda temporada.
Hay series que no sólo
cuentan una historia: la sudan, la caminan y la entierran con las botas
puestas. 1883 no es un western más, es una peli del oeste, por
entregas, de las de John Ford y con eso debería cerrar esta entrada, porque
John Ford es el Western y John Wayne su profeta en la tierra.
1883 es el origen
emocional y salvaje de la dinastía Dutton que muchos descubrieron en Yellowstone(yo todavía no), pero aquí asistimos a su nacimiento en carne viva. El creador,
Taylor Sheridan, no se anda con medias tintas: nos lanza, a calzón quitao, a las
llanuras del siglo XIX con polvo, muerte y esperanza por partes iguales.
Todo comienza en Fort
Worth, Texas, cuando James Dutton (Tim McGraw) y su esposa Margaret
(Faith Hill) se unen a una caravana de inmigrantes que sueñan con un nuevo
comienzo en el oeste. Pero este no es un viaje de descubrimiento, es un
infierno rodante en busca de una tierra que aún no los quiere.
El autor hace girar la serie en torno a Elsa Dutton (Isabel May), su hija adolescente, que nos guía con su
voz y su mirada entre la inocencia y la tragedia. Es la requetetatarabuela del prota de Yellowstone y su experiencia va a ser el corazón y guion narrativo de la serie.
Para sobrevivir a forajidos,
viruela, ríos traicioneros y a la violencia constante, necesitan algo más que
valor. Ahí entra en escena Shea Brennan, interpretado por un
inconmensurable Sam Elliott, el Ethan Edwards (John Wayne) de Centauros del desierto, personaje memorable, seco como el polvo del
desierto, pero con una tristeza que duele al espectador.
Es un hombre endurecido
por la vida, profundamente marcado por la tragedia personal: al inicio de la
serie ha perdido a su esposa e hija, y la sombra de ese dolor lo acompaña en
cada paso.
Veterano de la Guerra de
Secesión y antiguo capitán del ejército de la Unión, es un personaje que ha visto lo peor del ser humano y se
mueve con una mezcla de pragmatismo, ferocidad y un profundo sentido del
deber.
El tono es serio, seco
como la tierra que pisan, con una fotografía que corta la respiración y un
guion que no tiene piedad con los débiles. No hay concesiones: morirán
personajes que amamos, habrá decisiones imposibles y un futuro que se va
escribiendo con sangre.
La serie cierra con un inevitable
final, doloroso y poderoso que a mi, que no puedo con los finales tristes, me
pareció de lo mejorcito del cine. Sobre todo, en una época en la que pocos guionistas
saben terminar una serie en condiciones.
Imprescindible y punto.
El tráiler en v.o.s.e. Hay
que verla en inglés para captar la brutal interpretación de Sam Elliott.
El Pingüino (The Penguin) llegó a HBO/Max el 19 de
septiembre de 2024 con una temporada cerrada de 8 episodios que expande el
universo de The Batman (2022) desde una perspectiva mucho más íntima y
oscura. La historia arranca apenas una semana después de los acontecimientos de
la película, en una Gotham sumergida bajo el agua, descompuesta y sin rumbo,
donde el poder está en disputa y las lealtades se tambalean.
El
protagonista absoluto es Oz Cobb, el Pingüino, al que da vida Colin Farrell con
una interpretación demoledora: a la vez brutal y frágil, capaz de mostrar en
una misma escena la violencia del mafioso que ansía el trono criminal y la
vulnerabilidad de un hombre marcado por sus carencias y obsesiones.
Frente a él, Cristin
Milioti se mete en la piel de Sofía Falcone, apodada “Gigante”, un personaje
frío, calculador y siempre un paso por delante, cuya confrontación con Oz marca
el pulso emocional de toda la serie.
El reparto se completa
con dos figuras clave en la vida de Cobb: Rhenzy Feliz como Víctor Aguilar, un
joven sin recursos al que Oz convierte en su aprendiz y cuya evolución tiene un
peso trágico, y Deirdre O’Connell como Francis Cobb, la madre de Oz, que aporta
algunos de los momentos más íntimos y conmovedores de la serie mientras lidia
con la demencia y el paso del tiempo.
Visualmente, la serie se
desliza en una atmósfera crepuscular que recuerda a una clásica de mafiosos,
como pudiera ser Los Soprano.
Gotham se muestra como un
escenario gris, corroído por la corrupción, la traición y una violencia que
parece casi ritual. No hay episodios de relleno: cada giro está bien medido,
cada secuencia refuerza la historia y cada personaje tiene un papel claro en la
lucha por el poder.
En definitiva, El
Pingüino es un spin-off que eleva el subgénero criminal dentro del universo
DC. Su relato compacto, su cuidada puesta en escena y la forma en que retrata
las ambiciones y los precios a pagar por ellas la convierten en una de las
series más sólidas, intensas y atmosféricas de los últimos años.
A mi me parece que esta serie es una de
las experiencias más sólidas y atmosféricas de lo que va de siglo.